La situación vivida por covid-19 ha supuesto un impacto en el bienestar físico y psicológico, aumentando la gravedad de los trastornos del sueño como el insomnio y el SAHOS (Síndrome de apnea-hipopnea del sueño).
Entre los trastornos del sueño, el insomnio sigue siendo el principal problema sufrido por los adultos durante la pandemia, el 36,1% de la población ha informado haberlo padecido (García, 2020). Se ha visto reflejado el agravamiento de la enfermedad ya adquirida (Brooks et al,. 2020), principalmente en el sexo femenino y en personas mayores de 65 años (Jiménez, Sánchez y Mayorga, 2020).
El incremento de alteraciones emocionales, el estrés, el empeoramiento de los trastornos de ansiedad y depresión, la dificultad de inicio del sueño por la noche y la fatiga durante el día, son algunos de los problemas más consultados (Medina, Araque, Ruiz, Riaño y Bermúdez, 2020).
Las complicaciones respiratorias por covid-19, han originado alteraciones en la salud mental y el sueño. Una de las secuelas de pacientes hospitalizados con covid-19, y de personas sanas que han estado sometidas a confinamiento como medida preventiva, es la presencia de insomnio. El descanso tiene gran relevancia en la homeostasis del sistema inmunológico, por lo que, los trastornos del sueño y la inmunidad se encuentran directamente relacionados. La disminución de la calidad de sueño en los pacientes hospitalizados por covid-19 puede influir negativamente en la evolución de la enfermedad. Esto es debido a que se ven alteradas las condiciones del sueño, ya que los pacientes se encuentran en zonas de aislamiento, sin posibilidad de estar acompañados por familiares, a lo que hay que añadir el miedo, la ansiedad, la desesperanza, la depresión y el malestar causado por la propia enfermedad. Estos factores pueden llegar a afectar la capacidad de respuesta inmunológica.
En los casos de pacientes que han superado la enfermedad por covid-19, la terapia cognitivo-conductual es el tratamiento más eficaz para los trastornos del sueño que se manifiestan tras la estancia hospitalaria. La terapia se complementa con un programa psicoeducativo. Actualmente, la terapia cognitivo-conductual a través de plataformas digitales (dCBT) se está implementando para el tratamiento del insomnio, debido a la necesidad de adaptarse a los pacientes y a las restricciones impuestas por covid-19.
La terapia se estructura en 6 sesiones donde se da asesoramiento y soporte de manera online. Las sesiones tienen una duración de 20 minutos y su contenido está orientado a la transmisión de elementos educativos donde se trabajan componentes conductuales que mejoran la calidad del sueño y de vida.