Desde la pandemia las familias con adolescentes han sufrido un mayor número de conflictos y estos siguen manifestándose en la actualidad. La terapia familiar es un apoyo fundamental cuando se acaban los recursos para soportar los comportamientos de los adolescentes.
Las restricciones en las relaciones sociales que impuso la crisis sanitaria, afectó a las relaciones familiares. La peor parte se la llevaron los adolescentes, a los que se les limitó pasar tiempo de ocio con el grupo de amigos. La comprensión, el consuelo que proporciona el contacto directo con el grupo de los iguales en la adolescencia, es fundamental para el desarrollo en esta etapa de la vida.
Durante la pandemia se impuso el uso del movil para mantener las relaciones sociales, de manera virtual. Esta forma digital de relacionarse ha hecho que una parte de los adolescentes prefieran actualmente seguir conectados a una pantalla en lugar de convivir de forma directa con sus familiares y amigos. El tiempo que se dedica a las redes sociales ha incrementado las disputas familiares con los adolescentes. También se ha visto reflejado el aumento de la gravedad del conflicto y la disminución de la satisfacción por la vida que muestran los adolescentes.
Las familias que participan en las sesiones de terapia demandan orientación sobre cómo abordar los conflictos con sus hijos adolescentes. Durante las sesiones se proporcionan las estrategias de afrontamiento adecuadas para responder a este tipo de situaciones.
Se invita a todos los miembros de la familia a que asistan a las sesiones de terapia, en la que buscan de un recurso que les proporciona herramientas para entenderse mejor y restablecer la convivencia. El estrés que genera los conflictos son uno de los principales motivos de consulta de las familias. En las sesiones aprenden a manejar la ansiedad ante la falta de estrategias de afrontamiento y a responder de manera más adecuada ante las exigencias de los adolescentes.