Las esperadas vacaciones, en ocasiones, son fuente de conflicto. Las discusiones familiares se incrementan de manera exponencial cuando las horas de convivencia aumentan en la familia.
Los niños y las niñas que presencian los conflictos entre los progenitores son las víctimas invisibles. Los mitos que se enumeran a continuación contribuyen a dificultar la visualización que la violencia tiene sobre los menores:
- La violencia en la pareja tiene poco impacto en los hijos/as.
- La violencia que no se ve, no afecta.
- Los más pequeños no recordarán o no comprenden lo que han visto, así que el impacto en ellos es nulo.
- Los niños y las niñas tienden a olvidar estos hechos y seguirán con sus vidas.
- La violencia termina con la separación.
- Es mejor no tratar el problema con estos niños y niñas.
Los menores expuestos a los conflictos diarios tienen un alto riesgo de desarrollar problemas de salud mental. Los resultados de diferentes investigaciones ponen de relieve la necesidad de implementar programas de intervención con familias en los que se aprenden competencias para resolver los conflictos entre adultos contribuyendo al bienestar familiar.
A través de la intervención en terapia familiar en ESPACIO DE PSICOLOGÍA Y MEDIACIÓN FAMILIAR trabajamos aspectos clave, tales como la enseñanza de técnicas de resolución de conflictos y de habilidades educativas para la vida, entre otros. Para que las familias resuelvan sus diferencias de forma constructiva que contribuya al bienestar familiar y a un adecuado desarrollo psicoeducativo de los menores y jovenes. La intervención terapéutica familiar, desde un abordaje sistémico, posibilita la reestructuración de las relaciones familiares. Siempre que se manejen adecuadamente los conflictos, mejorará la calidad de la relación.
Los problemas no resueltos, cuando se prolongan en el tiempo, generan en la familia un estado negativo, insatisfacción y conductas inadecuadas. Durante las vacaciones es el momento de reflexionar sobre ello.