La entrevista de la periodista Sefi García de cadena Cope sobre «Alcoholismo: Los números fríos de un problema de salud que va más allá del bebedor», la pueden seguir en en siguiente enlace siguiente: https://www.cope.es/actualidad/sociedad/noticias/alcoholismo-los-numeros-frios-problema-salud-que-mas-alla-del-bebedor-20221121_2408832
El consumo de alcohol de algún miembro de la familia puede ser una fuente de conflictos. Los problemas que el alcohol causa en las familias comienza con un malestar y sentimientos negativos en todos los miembros y puede llegar hasta las agresiones verbales y físicas, si no se busca ayuda a tiempo. El consumo habitual de alcohol de un miembro impacta en los demás, altera el día a día de una familia. Crea tensión y estrés en todos los miembros. Altera la convivencia, la organización familiar, las costumbres, las actividades, la comunicación y las relaciones afectivas. Genera desconfianza, sentimientos de culpabilidad, temor, incertidumbre, frustración. Los sentimientos que predominan son negativos y esto supone un gran desgaste para todos. La inadecuada gestión de las emociones, y de los impulsos, desencadena los conflictos, y hace que aumenten las discusiones y la agresividad.
Se puede convertir en un secreto de la familia del que nadie habla, por miedo o vergüenza… Si no se llega a tratar una de las consecuencias que tiene el consumo de alcohol es la destrucción de la vida familiar.
El alcoholismo es una enfermedad que se puede tratar. En el abordaje terapéutico es tan importante la atención al enfermo como a su familia. Cuando se trata de enfermedades relacionadas con el consumo de tóxicos es la persona afectada la que debe promover el cambio y responsabilizarse de su tratamiento.
La actitud que adoptan las personas cercanas, como los familiares y amigos, puede ser decisiva para acompañarle en el proceso de cambio y motivarles a seguir el tratamiento adecuado. La mejor manera de ayudar es informarse sobre la enfermedad y pedir ayuda a un profesional. Para trabajar en la familia, es importante mostrar la preocupación por los problemas que está causando el alcohol, sin culpabilizar. Mantener las costumbres y las normas en la familia. En ocasiones, se pone a prueba la paciencia, puesto que la recuperación lleva tiempo.
La familia que muestra comprensión, y apoyo al enfermo, acepta que su labor es la de acompañar, también es importante que permita que se le ayude. Durante el tratamiento se recuerda los beneficios que aporta la terapia para la persona enferma y para la familia.