Los psicólogos desempeñamos un papel importante en la promoción de la vitalidad y la calidad de vida de los adultos mayores. Para prolongar la vitalidad es conveniente mantenerse físicamente, cognitiva y socialmente activos a lo largo de toda la vida. La actividad física y seguir teniendo retos se asocia con una serie de beneficios físicos y psicológicos, incluida una mejor salud funcional, mayor estado de alerta cognitiva y mayor satisfacción con la vida y el bienestar psicológico.
Con el paso de los años el envejecimiento provoca diversos cambios a nivel de la disposición corporal de las personas. Entre ellos los más estudiados son la obesidad, la pérdida de masa muscular y la osteoporosis. Un estilo de vida activo previene enfermedades y promueve beneficios para la salud. El deterioro funcional propio del envejecimiento se agrava con la inactividad física. La mejora de los niveles de condición física, colaboran en el mantenimiento de la calidad de vida y el grado de independencia en el grupo de mayores.
Los hallazgos de las investigaciones sobre los efectos del ejercicio físico, en particular, el ejercicio aeróbico en personas mayores, muestran que los beneficios son tanto cognitivos como físicos, incluyendo la mejora de la salud cardiovascular, huesos más fuertes y un menor riesgo de caídas. Una de las investigaciones mostró que 12 meses de ejercicio aeróbico mejoraron la memoria, resultado del aumento del tamaño del hipocampo de los adultos mayores, una región del cerebro que es importante para la memoria y el aprendizaje. Curiosamente, los adultos mayores que sólo participaron en ejercicios de estiramiento no lograron ninguno de estos beneficios.
Participar en actividades cognitivamente desafiantes, como la resolución de problemas complejos o jugar con los nietos a videojuegos, también tiene efectos favorables. Otra investigación realizada por psicólogos sobre el incremento de la memoria y el razonamiento de los adultos mayores tras un entrenamiento cognitivo ha demostrado que «pueden aprender nuevos trucos» y que los efectos del entrenamiento o de la práctica continua también se pueden conservar durante varios años con sesiones de mantenimiento.
Los mayores adultos que permanecer socialmente comprometidos e involucrados en tareas y forman parte de una red activa de amigos, participando en programas para personas mayores, como voluntarios o en asociaciones, tienen una serie de recompensas que se traducen en beneficios físicos, cognitivos y socio-emocionales. El voluntariado no sólo mejora la satisfacción por la vida y el bienestar psicológico de los adultos mayores sino que también mejora la salud física y el funcionamiento cognitivo, como la memoria y el aprendizaje. Por lo tanto, una participación significativa en las actividades sociales, va más allá de la mejora de las interacciones y relaciones sociales, está demostrado que favorece la promoción de la salud física y psicológica.
Cuanto más se investiga sobre la vejez, se evidencia que no se trata de una degradación generalizada de nuestras capacidades. La vejez conlleva más conocimiento, experiencia y dominio de los aspectos emocionales de la vida. Todos los estudios llegan a la misma conclusión, a medida que se envejece, el horizonte del tiempo se acorta y los objetivos cambian. Al darse cuenta que no se dispone de todo el tiempo, las prioridades se vuelven más precisas. Los asuntos triviales pierden importancia, se da más valor a la vida. Hay una mayor participación en las actividades emocionalmente importantes que mejoran la vida, lo que contribuye a ser más felices día a día.
Las personas mayores son más felices que las de mediana edad, y, por supuesto, más felices que los jóvenes. El estrés, la preocupación y la angustia disminuyen con la edad. Si después de leer estas líneas, todavía no has encontrado la felicidad, es cuestión de confiar en un profesional de la psicología que te oriente en esta búsqueda.