A diario me encuentro adolescentes que comentan que no se sienten conformes con su físico, o no se encuentran bien con sus compañeros, ni las amistades. En la adolescencia, se producen cambios a muchos niveles, biológico, psicológico y social. Este periodo es de gran importancia en el proceso evolutivo de la personalidad.
El desarrollo evolutivo del adolescentes se caracteriza por la inestabilidad en la asimilación de los cambios y la intensificación de las emociones que en ocasiones desencadenarán situaciones de estrés. Los adolescentes se enfretan a un periodo de transición, que dará lugar al desarrollo de la identidad personal, la búsqueda de independencia y el logro de la autonomía. Los cambios llevan consigo consecuancias a nivel psicológico que suponen cambios en la imagen de sí mismo que afectan a la autoestima y confianza.
En la adolescencia temprana (11-14 años) el individuo empieza a ser conciente de la imagen que los demás tienen sobre él mismo, le importa lo que los demás piesen. El autoconcepto, conjunto de creencias sobre uno mismo, se ve afectado por aquellos cambios que acontecen durante este periodo. Los menores en esta etapa de la adolescencia integran en su autoconcepto aquellas características o habilidades sociales que manejan en la interacción con los demás y determinan la imagen que estos tienen sobre ellos o ellas. Es el momento en que comienza a ser importante la relación entre iguales, uno de los factores clave en el desarrollo de la identidad personal que influirá en cómo se ve a sí mismo en relación a los demás. Según sea la relación con los iguales puede desencadenar problemas en la aceptación y descenso en el nivel de autoestima.
En la etapa intermedia de la adolescencia (15-17 años) se manifiesta el conflicto ante características contradictorias y comportamientos incoherentes que el adolescente detecta en su propia conducta. Este conflicto lo manifiesta mediante expresiones como «no entiendo como mis compareños me dicen que soy cariñoso y amable, y en mi casa con mis padres siempre estoy discutiendo». Encontramos en esta etapa conductas de «falso yo», con actuaciones ante los demás que buscan agradar, o ser aceptado por el grupo de amigos y también con el objetivo de explorar diferentes roles.
La adolescencia tardía (18-21 años) se caracteriza por el desarrollo del pensamiento formal, se da mayor conciencia de las diferencias entre cómo se percibe (lo que «soy») y cómo le gustaría verse (lo que «deseo»). Si esta diferencia es significativa y se mantiene en el tiempo puede llegar a repercutir en la autoestima.
La asimilación de todos los cambios que se producen en la adolescencia o por el contrario su rechazo, afectan a la autoestima, aumentandola cuando se aceptan, y reduciéndola cuando el nivel de expectativas no se adecuan a la realidad.