Lo que no se verbaliza a través de la palabra, lo expresa el cuerpo, por eso es muy frecuente encontrar trastornos a los que no se les puede atribuir una causa orgánica. Algunos niños manifiestan sus problemas a través de conductas disruptivas, otros con llamadas de atención, otros a través de la hiperacción. Los adultos, en muchas ocasiones, muestran síntomas relacionados con ansiedad, depresión, tristeza, insomnio o dolores a los que no se les encuentra una causa física… Por esta razón, hay enfermedades que no mejoran sólo con un tratatamiento farmacológico, es necesario un abordaje terapéutico.
Si la ansiedad puediese comunicarse con palabras, esto es lo que podría decir: necesitas de mi para modificar tu manera de interpretar tu realidad, la cual déjame decirte que está un poco distorsionada. Necesitas deshacerte de creencias que no te ayudan y que nada más te limitan; necesitas perdonar todo ese enojo que guardas a tus seres queridos y recuperar tu libertad interior.
Y, sobre todo, necesitas de mí para hacer lo que te gusta de la vida, para ser tú, y perder el miedo al rechazo o abandono de los demás.
Necesitas de mí para ponerle límites a las personas que te lastiman; para que aprendas a decir que “no”; para que dejes de pedir amor a quien no te merece; para que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que de una vez por todas… ¡cuides tu cuerpo!
¿De qué otra manera le habrías puesto atención a tu cuerpo? Probablemente de muchas maneras, pero ésta está funcionando. Necesitas darle el alimento que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz que sude y que se mueva, y duerme las horas que necesitas.
¿Por qué te explotas? ¿Por qué te exiges tanto? No entiendo porque lo haces… si lo tienes todo, lo eres todo, tienes toda la capacidad que necesitas para crear tu propia realidad, pero te tratas como tu propio esclavo/a, eres demasiado severa contigo mism/oa… y estoy aquí para pedirte que simplemente dejes de hacerlo.
Así es que ya sabes… si realmente quieres que me vaya, toma el timón, pregúntate qué es lo que ha pasado y ha hecho perder tu equilibrio interior. Pregúntate realmente cómo quieres vivir … si a los demás no les parece, es porque los estás retando y tarde o temprano te seguirán, y si no… tendrán otra oportunidad.
El único control que puedes tomar es el de ti mismo/a, pero para recuperarlo, tendrás que aceptar que lo has perdido, y que dejes que yo me exprese, que salga a decirte con todos esos síntomas tan horribles a decirte algo muy claro, pero si me reprimes y te distraes cada vez que llego… no podré hablarte y vendré más fuerte.
Así es que la próxima vez que me sientas llegar, haz un alto, cierra los ojos… déjate sentir todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente racional por un momento, déjate llevar… y entiéndeme. Después, empieza el cambio en tu vida con acciones claras y específicas, y en menos de que te des cuenta, me iré.
Espero no tener que llegar muchas veces más en tu vida, pero si lo hago… recuerda que no quiero lastimarte, quiero ayudarte a que recuperes tu propio camino de evolución, el camino que si lo tomas, te hará muy feliz.
Y, ya para terminar, ojalá que puedas verme como lo que soy: tú esencia.
Soy tú mismo/a gritándote con desesperación que me escuches por favor. Así es que hola, yo soy tú, hablándote desde el fondo de tu corazón, desesperado tocándolo para que me pongas atención, lo que sientes no es taquicardia, soy yo, tu esencia, que quiere salir de ahí.
Adaptado del texto escrito por Psic. Fabiola Cuevas.