Conocer los pasos preventivos necesarios para que los hijos reciban el menor impacto emocional ante la separación de sus padres requiere preparación. Los adultos que acuden a los grupos formativos sobre la crianza y educación de los hijos están más receptivos a preservar la co-parentalidad, independientemente de su situación como pareja.
Un estudio reciente de nuestros compañeros de la Fundación ATYME muestra cómo viven los hijos de parejas que han utilizado la mediación, el cambio originado tras la ruptura. Las conclusiones de este estudio: Hijos, Mediación y Divorcio, ponen de manifiesto que la mediación proporciona un menor coste emocional en los hijos de las parejas que han utilizado el programa de mediación familiar.
En el ámbito de la psicología, existe un gran número de investigaciones que concluyen que el conflicto familiar es un mejor predictor del desajuste de los hijos que el hecho de que los padres estén o no divorciados. Según muestran algunos estudios, el divorcio mejora el bienestar psicológico de los niños, en los casos que se reduce o elimina el conflicto familiar previo a la ruptura.
El divorcio es una solución más saludable, para el desarrollo emocional de los hijos, que la permanencia en un entorno negativo. Una de las investigaciones señala que la continuidad en el sistema familiar «por no dañar a los hijos» es la causa de la predisposición de los hijos a tener dificultades matrimoniales en la edad adulta. Los hijos de familias con una alta conflictividad que mantienen la convivencia, tienen mayores problemas de adaptación y autoestima que los hijos de familias divorciadas, pero con bajo nivel de conflictividad (Amato, Keith, 1991; Amato, Loomis y Booth, 1995).
Los enfrentamientos prolongados de los progenitores producen un aumento del riesgo de desarrollar estados de ansiedad y depresión. Los padres y madres que están inmersos en su dolor, en ocasiones no perciben el impacto en sus hijos. A modo de mímesis, los hijos muestran preocupación por el estado emocional en el que se encuentran sus padres. Es muy importante en esta situación pedir ayuda a los profesionales especializados en mediación familiar, para conocer las medidas preventivas a adoptar antes de la ruptura y evitar que la separación tenga repercusiones emocionales en los hijos.
Si definimos el divorcio como una crisis evolutiva, que afecta a la organización familiar, la adaptación de los hijos al divorcio de los padres dependerá de cómo los padres afronten la nueva situación, de cómo gestionen la relación y los conflictos. Si en el nuevo modelo de organización los dos progenitores continúan formando parte en la vida de los hijos de manera cooperativa, los efectos negativos del divorcio pueden evitarse.
En Mediación cada caso es atendido individualmente, para proteger la peculiaridad de cada familia. El profesional canaliza las fuerzas psicológicas en conflicto hacia la cooperación y el compromiso, facilitando, pero no imponiendo, nuevos sistemas de relación que generan cambios positivos y el compromiso de mantenerlos.
En California, una campaña publicitaria a favor de la mediación advertía que “el divorcio contencioso es nocivo para la salud de sus hijos” por el alto coste emocional que supone. Cuando la separación es negociada y se llega a acuerdos consensuados, la repercusión se minimiza. Los hijos de las parejas que han utilizado el programa de mediación familiar de ATYME nos lo recuerdan. A la presentación del libro Hijos, Mediación y Divorcio, asistieron tres de los jóvenes que participaron en este estudio. Los hijos les dan las gracias a sus padres por haber elegido la mediación como método pacífico de resolución de los conflictos familiares.
La separación ha sido definida por las personas que ya han pasado por ella como una etapa transitoria. Esta visión nos hace pensar en la ruptura como una oportunidad para el cambio, a partir de la ruptura se “construye una nueva relación con cada miembro de la familia”.
En Espacio de Psicología y Mediación Familiar proporcionamos el lugar donde las parejas y sus hijos pueden expresar y elaborar las emociones que se experimentan antes, durante y después de la ruptura. Es un espacio donde los progenitores son informados de lo importante que es que continúen ofreciendo el soporte afectivo y el marco de seguridad fundamentales para el bienestar de sus hijos.
Me ha parecido muy interesante, especialmente cómo recoge el «potencial de la crisis» para evolucionar hacia otra configuración familiar. Podríamos ampliarlo hablando de las emociones en juego.